Hoy os traigo la Olla de Dolores, mi suegra, toda una reliquia que puede tener mas de 50 años. Tuve la gran suerte que me la regalara, junto a algún que otro utensilio de cocina, para que los utilizara en mis fotografías. En ella, solía hacer las lentejas y me consta que con lo bien qué cocinaba le deberían salir buenísimas.
El paso del tiempo y el uso ha dejado el metal lleno de marcas, e incluso manchas, creando una textura impresionante y en ello radicaba el reto de esta sesión. Intentar mantener las texturas en todo su detalle, así como el color, controlando al máximo la luz. Para ello en esta ocasión he utilizado la Fujifilm X Pro2, con el Fujinon XF 50mm f/2 WR, que han sido capaces de mantener el detalle del metal y darme unas tonalidades exquisitamente bellas y certeras.