Siempre es gratificante darse un paseo por un mercado, los de toda la vida, donde nuestras madres y abuelas compraban sus arreglos para hacer de comer... Y en este nuestro país, tenemos mercados de reconocimiento mundial, como el de La Boquería de Barcelona. A parte de poder comprar productos frescos del día y de buena calidad, es un ejercicio saludable y que nos ayuda a interactuar con la gente del barrio y amigos, no son pocas las charlas e intercambios de recetas que se hacen a pie de puesto.
Fotográficamente los encuentro apasionantes, con un sin fin de motivos y colores irresistibles para nuestra cámara.
Una de las grandes ventajas, a mi modo de ver, que tiene ir a un mercado, es que nos permite seleccionar o elegir el producto que nos interesa, ya sean legumbres, fruta, carnes o pescado. Pudiéndole pedir al vendedor la pieza o piezas que mas nos entran por la vista.
Quizás, sea porque de niño iva mucho al mercado con mi madre, o sabe dios porque, para mi siempre an sido un lugar mágico, por su diversidad, gentes y estética… cuya visita la veo tan recomendable como podría ser un museo o majestuosa catedral.