Me gusta la gente creativa, la gente con “arte”, que lo defienden y lo llevan con orgullo. Me gusta esa gente que siempre están ideando cosas, diseñando, o liados con nuevos proyectos, gente inquieta por saber, experimentar y hacer, gente… en definitiva, con ansias de enseñar lo que hacen. Pues hagan lo que hagan y sin valorar lo mucho o poco que me pueda gustar personalmente, valoro la ilusión y tesón que ponen en sus creaciones, diseños, literatura, música o de la disciplina que sean.
Me encantan esas tiendas, decoradas por personas emprendedoras, llenas de imaginación, que quieren salir de lo convencional, que quieren crear un espacio diferente. Quizás me vea reflejado en todas y cada una de estas personas, que muestran al mundo sin pudor su ARTE. Sí, un arte que para unos puede no decir mucho o simplemente nada y para otros les puede fascinar, porque esa es la ambigüedad del artista…
Personalmente creo que la escuela “capa” al artista, no veo la necesidad de acotar las creaciones, con leyes, normas o teorías. Pero no deja de ser una apreciación mía y por ello tampoco digo que estas normas, no estén bien y nos puedan ayudar en ciertas ocasiones, pero que si en ciertas situaciones nos las saltamos y planteamos un encuadre arriesgado, una combinación tonal atípica, debemos dejarnos llevar, pues es ese momento estamos siendo auténticos con nuestra obra.