Empiezo la nueva temporada tras las vacaciones, con estos retratos improvisados de Marga, mi cuñada. Una mujer que desde el primer día que la conocí, me sorprendió por su simpatía, generosidad y su gran corazón. Humilde y sencilla en sus formas, es como una niña grande, porque es capaz de saber ilusionarse con los pequeños gestos que le regala la vida, a la vez que una sofisticada secretaria de dirección.