Enfrentarse a posar delante de una cámara no es fácil y requiere ciertas dotes. Hay una tensión previa a cada disparo, un momento en el cual, dudas si la expresión de tu cara es la correcta o donde poner las manos, pues no sabes que hacer con ellas…
A mi realmente nunca me gusto posar, ni que me hicieran fotos y comprendo que estar al otro lado de la cámara nunca es nada fácil y aun mas si se es primerizo en esto de hacer de modelo. Pero lo que es indiscutible, es que hay gente que tiene “ángel”, una predisposición innata a saber colocarse, a saber posar delante del fotógrafo y que el objetivo los “quiere”. Hagan lo que hagan, queda bien en la instantánea.
Creo que ser modelo, no es simplemente una cara bonita ni un cuerpo escultural… es una actitud, es algo que intrínsecamente se tiene o no se tiene. Es una mezcla entre simpatía, honestidad y gratitud a la vida. Una actitud elegante a la vez que fresca y natural, motivación e ilusión por aquello que haces y respeto…
Creo, que no se ha de ser solo bonita de cara, si no que, también de personalidad, dejar de lado la arrogancia y la prepotencia que puede llegar a darte la belleza física y saber madurar una belleza interna. Porque lamentablemente hay mucha guapa sin ángel…