Ir al mercado y que te inspire el puesto de la fruta, ya no es nada nuevo para mi, os he de reconocer que ya me ha pasado mas de una vez, llegar quedarme mirando una fruta y ver la foto que quiero tomar ya es una practica casi habitual. Lo que suelo hacer, es pedir esa misma pieza o piezas de fruta y de camino a casa voy pensando el tipo de iluminación que quiero, para hacer la toma.
Suelo ser impaciente, por lo que nada mas llegar a casa, si puedo, monto el “tenderete” preparo flashes si es que lo veo necesario o busco una ventana con la luz adecuada, para la foto. Generalmente suelo utilizar una réflex, de hecho llevo muchos años haciendo fotografía con réflex, muchas han pasado por mis manos, pero son pesadas y voluminosas, razón por la cual llevo un tiempo utilizando una CSC (cámara sin espejo de objetivos intercambiables). Una Fuji X-E1 que por la calidad de su sensor X-trans CMOS, su reducido tamaño y ligereza, se esta convirtiendo en mi compañera favorita a la hora de hacer fotos. En este caso, la he utilizado en mi estudio casero, junto con el XF 18-55 mm f2.8-4 R LM OIS, que trae de serie y que considero que es un objetivo con una calidad soberbia para ser de “kit”. Para la tomas utilice luz natural, de una ventana lateral y puse la cámara sobre un trípode, ya que la luz no había mucha y la velocidad de obturación no iba a ser muy rápida.
Esto era lo que tenía en mi mente y esto fue lo que conseguí, era lo que yo había imaginado en la frutería al ver las piezas de fruta y es mi manera de darle la bienvenida al otoño…